Hemos descendido a lo mas profundo del dolor...
Allí fuimos arrojados al recibir la bala del engaño al corazón y mientras nos encontrábamos cayendo escenas de lo que una vez fue pasaban frente a nosotros.
Caímos y sentimos este dolor intenso, era como si nuestro interior fuese arrancado, era un vació, era la nada.
Cuando caes al fondo del pozo sientes una gran impotencia no tienes de donde agarrarte, estas de cabeza o girando con un solo destino fatal el suelo.
Mientras pasan las escenas de la alegría que se va, tu corazón se desangra e inevitable llegas al suelo, el golpe es seco, duro y allí quedas sin fuerza, derrotado y con mucho dolor.
El tiempo transcurre y tu ser se convierte en un despojo de vida, llorar es inevitable y el agujero de tu corazón sigue sufriendo ese dolor.
Sin embargo no existe herida que no cierre, no existe dolor que no pase, nuestra capacidad de recuperación puede ser lenta, pero es increíble.
Cundo te das cuenta empiezas a moverte lentamente, te arrastras y por fin avanzas un poco. Cuando te arrastras puedes seguir lastimándote y es por eso que es necesario entender que en lugar de arrastrarte debes tomar la determinación de ponerte en pie y avanzar caminando, sin importar que sea a pasos lentos.
Si consigues levantarte, podrás ver que el agujero en tu corazón empezó a formar un granito, quiere sanar, es un proceso muy lento, pero necesario e inevitable.
Tarde o temprano todo volverá al inicio y podrás emprender un nuevo rumbo, solo sigue el ritmo natural que tiene la vida y marcha confiando en que lo que ya no esta no es necesario.
La vida es hermosa y aun con dolor en el corazón podemos sonreír y hacer sonreír a otros.
Tus primeros pasos podrán ser pocos, y muy lentos, pero basta que pase el tiempo y que tus decisiones sean firmes para que te acerques a caminar de nuevo de manera normal.
En algún momento vas a recordar todo como una experiencia que hizo de tu vida algo mejor.
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